Desde tiempos inmemoriales, desde que el hombre es hombre, e incluso desde que el hombre era mono, se tiene constancia de que han existido las infidelidades y por extensión los embarazos ilegítimos como consecuencia de las mismas. Pero si el Homo sapiens se caracteriza (normalmente) por la capacidad de agudizar el ingenio cuando es menester, en el caso de las cuestiones cornamentísticas la cosa no iba a dar para menos. Míticas son algunas historias de sonados engaños amorosos, y de famosos hijos putativos (cuyo apelativo les viene que ni pintado, así las cosas). Sin embargo, de lo que no siempre se habla abiertamente (quizás porque más de uno tendría razones para guardar silencio), es de las excusas más sonoras que las esposas adúlteras han podido llegar a tejer a lo largo de la historia para librarse de castigos y estigmas, para mantener su estatus económico o para conservar su reputación (aunque de nuevo el sustantivo les venga como anillo al dedo). Hoy he seleccionado p...
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